El sufrimiento y el Cristianismo- Reflexión

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Vivimos en una sociedad que nos enseña a evitar el Dolor y el sufrimiento a toda costa. Incluso algunas personas lo utilizan como argumento a favor del aborto y la eutanasia. 

Pobrecito ya esta sufriendo mucho hay que “ayudarle a morir”. Pobre bebé va a tener una vida horrible y llena de sufrimiento “hay que abortarlo”. Naturalmente queremos evitarle el sufrimiento a los demás y ayudarlos, pero bien sabemos que lo anterior no es justificado. 
Ni nosotros ni Dios queremos ver a nadie sufrir, tan es así que los cristianos somos los pioneros en todo tipo de caridades en todo el mundo y de diversas formas de ayudar al prójimo como escuelas, hospitales, orfanatos, albergues, comedores etc. Pero seamos honestos el dolor y el sufrimiento son parte de esta vida. No conozco a una sola persona que no tenga un trauma de alguna manera o que haya sentido algún tipo de dolor o que no haya sufrido de alguna forma. Tanto el dolor como el sufrimiento nos ayudan a crecer como seres humanos y como personas (cosa que es sumamente importante y que no tendría lugar sin ellos)  y a apreciar las cosas buenas de la vida.
Para nosotros los Cristianos el dolor es una forma de purificación de nuestra alma, nos ayuda a pagar nuestros pecados. Si bien la cosa no se trata de ser masoquistas, hay momentos en que no podemos evitar ya sea el dolor o el sufrimiento, o incluso sentimientos desagradables como el enojo y la tristeza.  En mi trayectoria en esta vida, he aprendido que una forma muy positiva de lidiar con esas emociones negativas es que  en lugar de  quedarnos con esos sentimientos, podemos voltear la situación a nuestro favor y ofrecerle ese sufrimiento o esas emociones a Dios. Podemos utilizarlas para el perdón de nuestros pecados o el de alguien más o por ejemplo para la conversión de los personas que nos rodean o de quienes consideremos que lo necesitan.
Por ejemplo cada vez que alguien me hiere o tengo un problema con alguien, le ofrezco a Dios todo el dolor o molestia que me ha causado la situación  y le pido que lo utilice para las necesidades de la persona que me lastimó y para que  me ayude a sanar  esas heridas. El chiste es darle sentido a  nuestro sufrimiento y que no sea en vano.
Otro ejemplo es en el caso de los moribundos. Hay una tendencia de evitarles el dolor a toda costa y no está mal utilizar  medicamentos para mitigarlos, sin embargo la eutanasia nunca se justifica. Nosotros tenemos la unción de los enfermos, un sacramento en el que interviene el Espíritu Santo y suceden 2 cosas: O el enfermo se recupera y mejora rápidamente o fallece rápidamente, sea la que sea la voluntad de Dios. (

1,2)  Es por eso que la eutanasia es innecesaria. Sin embargo en éste  caso el dolor tiene una razón de ser, la purificación de nuestra alma y el perdón de los pecados. En caso de que nuestro destino sea el purgatorio de acuerdo a nuestra vida, podríamos evitarlo o al menos reducir ese tiempo utilizando y ofreciendo el sufrimiento para la reparación de nuestros pecados. 


Por ejemplo los niños de la Virgen Fátima Francisco y Jacinta.  Ambos niños muy buenos y piadosos que aprendieron a rezar el rosario y comprendieron de la existencia del cielo el purgatorio y el infierno gracias a la Virgen. Ellos le pidieron que se los llevara con Ella al Cielo. La Virgen les prometío que así lo haría, con excepción de Lucia que se tenia que quedar para dar a conocer el mensaje.  Los niños eran muy buenos y rezaban el rosario y ofrecían mucha penitencia, ayuno y sacrificios por el perdón de los pecados del mundo.   Ambos murieron, víctimas de la gripe española, cada quien en diferente tiempo y sufriendo una agonía por meses, de la que no se quejaban, con mucha serenidad.   Yo no entendía como unos niños tan cercanos a la Virgen Maria y a Dios pasaran por una muerte así, Jacinta murió sola, no estoy segura de Francisco. Un día comprendí que nosotros los seres humanos somos impuros por el simple hecho de ser humanos.  “Nada impuro entrara jamas al reino de los Cielos”.  Dios permitió este sufrimiento a los niños para su purificación y por medio de éste, la Virgen poder cumplir su promesa y llevárselos al Cielo como había dicho. Yo se que son niños, pero aun así no están exentos, cuanto más todos nosotros. (

3,4

También podemos ofrecerle a Dios nuestros gozos y alegrías, pues el sufrimiento no es lo único, pero es lo más purificador. 
 

Bueno, me podrán decir, pero que sabes tu del sufrimiento, ¿Has tenido cancer?, ¿Has vivido una guerra?, ¿Te han matado a un pariente?. Como dije anteriormente todos hemos sufrido en esta vida, sin embargo comprendo que hay a quienes les ha tocado  mucho, mucho peor que a otros. Para saber afrontar el sufrimiento sin perder nuestra fe podemos tomar como ejemplo a los mártires. Son mártires pues decidieron dar su vida por la defensa de la fe y la verdad, por algo mucho más grande sin importarles el sufrimiento. Y no, no es que no les doliera o no sufrieran, pero su misión es más grande que eso. Tenemos varios ejemplos como el San Esteban, en el nuevo testamento, quien murió apedreado y perdonó a sus agresores antes de morir. Todos los apóstoles y muchos otros, como más recientemente nuestros cristeros Mexicanos. 

En la Biblia, el libro  por referencia, es el libro de Job en el antiguo testamento, a quien le fue quitado todo, sus propiedades y riquezas, sus seres queridos y su salud. A pesar de eso, nunca perdió la fe, ni culpó a Dios, ni dejó de ser agradecido con Él.

El personaje central de este Libro llegó a descubrir el rostro del verdadero Dios a través del sufrimiento. Para ello tuvo que renunciar a su propia sabiduría y a su pretensión de considerarse justo. No es otro el camino que debe recorrer el cristiano, pero este lo hace iluminado por el mensaje de la cruz, que da un sentido totalmente nuevo al misterio del dolor humano. \”24 Que ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia\” (Col. 1. 24). \”18 Porque considero que los sufrimientos de este tiempo no son dignos de compararse con la gloria que se nos revelará. \” (Rom. 8. 18). 


Un gran testimonio, que puede ayudarnos a aterrizar estos conceptos en el sufrimiento actual, es el del arquitecto Bosco quien junto con su familia  utilizaron la fe para salir adelante en la adversidad cuando él fue secuestrado por 9 meses.

He aquí su testimonio.

Bosco Gutiérrez… historia de su secuestro… y su huída…



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