Mucha gente piensa que es lo mismo una vida con Dios que sin Dios, particularmente los que no creen en Dios o los que piensan que cualquiera que sea tu Dios es lo mismo.
Es curioso como en la época de mis abuelas ampliamente criticadas en la actualidad por tener 6 a 10 hijos o más, también debido a la falta de los avances científicos de los que ahora tenemos perdían varios hijos en el proceso. Mi bisabuela perdió a su madre y un hermano a consecuencia de Tifo, en la época de la revolución mexicana y un general revolucionario también raptó a su hermana adolescente. Secundario a ésto mi bisabuela quedó huérfana de 9 años, haciéndose cargo del resto de sus hermanitos junto con su padre, lo que la forzó a madurar rápido. Cuando se casó, mi bisabuela tuvo 4 hijos, 2 murieron de pequeños debido a alguna enfermedad y uno murió de adolescente, pero padecía parálisis cerebral desde el nacimiento. Luego entonces solamente sobrevivió mi abuelita. Como resultado yo crecí y creí por mucho tiempo que ella había sido hija única, posteriormente me enteré de que había tenido otros hermanos los cuales habían fallecido. Tanto a mi bisabuela como a mi abuela su hija, también les toco la persecución Cristera, y mi abuela tuvo que ser bautizada a escondidas.
Mi abuelo, el esposo de mi abuelita quedo huérfano de niño quedando a cargo de sus tias mientras su madre se fue a trabajar. Posteriormente su madre se casó en segundas nupcias pero su nuevo esposo no quería que mi abuelo y sus hermanos vivieran con ellos, quedando mi abuelo relegado. Él trabajó desde pequeño. Uno de los hermanos de mi abuelo fue asesinado de un balazo. Mi abuela y mi abuelo se casaron y tuvieron uno de los matrimonios más ideales que he conocido a pesar de todo por lo que tuvieron que sobrevivir. También tuvieron 6 hijos sanos que han tenido todos ellos hasta el momento una buena vida. El matrimonio y amor de mis abuelos fue todo un ejemplo de familia al cual aspirar cuando busque formar la mía.
La gran mayoría de lo anterior suena a tragedia ¿verdad? y sin embargo salieron adelante y considero su vida todo un éxito. La vida era dura, mucho más dura de lo que tenemos ahorita y es que no nos damos cuenta de lo bien que la tenemos en la actualidad a comparación al pasado. Cuando en mi familia se hablaban de estos temas, se hacia con naturalidad, no se veía el sufrimiento en sus caras o una gran tristeza, mucho menos se victimizaban. Simplemente todo esto era parte de la vida y había que salir adelante.
Mi abuela muy sana hasta los 78 años, fue atropellada en la puerta de su casa por un taxista borracho que se paso un tope. Como consecuencia terminó con fractura de craneo, costillas y pelvis. Vivió aproximadamente 15 días más en agonía y dolor, obviamente con medicamentos para mitigar los respectivos síntomas. Siempre estuvo muy tranquila a pesar de la gravedad de sus lesiones, de las cirugías y del dolor. Hay pacientes que se ponen muy inquietos y agresivos ante semejantes circunstancias y familias que se ponen muy desesperadas. No así ni ella ni mi familia, simplemente porque tenemos Fe.
Mi padre no pudo despedirse de mi abuelita cuando falleció. De la misma manera cuando mi abuelo falleció yo era adolescente y no pude despedirme de él. Mi abuela vino a mi padre en sueños para despedirse de él y decirle que ella estaba bien y no tenía nada de que preocuparse. Ni mi padre ni yo vimos estas situaciones como una tragedia, sino simplemente así era y hay ocasiones en las que no te puedes despedir, así pasa y no es culpa de nadie.
Cuando vemos en retrospectiva todo por lo que pasaron, pareciera como si el dolor en nuestros antepasados fuera más orgánico, fuera parte de la vida. Si en la actualidad se pierde a un ser querido es una gran tragedia, y no digo que no lo sea, pero en el pasado, parecían comprender mucho más fácilmente que la muerte, el dolor y el sufrimiento eran parte de la vida, parecían afrontar más fácilmente las dificultades, superar el duelo de una forma mucho más sana, sin vivir amargados o culpar a Dios por sus dificultades. Obviamente no significa que tuvieran un corazón de piedra, sino simplemente asimilaban mejor las cosas.
Una constante que veo en nuestros antepasados, es que también o al menos en mi familia, la que pasó por todas estas tragedias eran gente de Fe. Mi abuelita sabía que pronto iba a fallecer como 2 años antes, gracias a que rezaba el rosario frecuentemente sino diario y gracias a eso se preparó para su muerte.
En la actualidad se trata de acabar con el sufrimiento a toda costa, como si el sufrimiento y la muerte fueran lo peor, sin darnos cuenta que son parte de la vida misma y que todos nosotros vamos a pasar por esto de una forma u otra, tarde o temprano, porque simplemente es inevitable. Obviamente esto no significa que no debamos vivir la vida al máximo, con una visión optimista y disfrutando cada momento.
Cuando a la gente le dan un diagnóstico como el cáncer o una enfermedad fatal se derrumban y si bien es nuestro trabajo cuidarnos y hacer lo mejor para mantenernos sanos, y tratar de salvar vidas lo más posible; morir no tiene nada de malo, todos lo vamos a hacer y es parte de la vida y es cuando vamos a conocer a Dios, cuando partimos a la casa del Padre. La gente que no tiene una Fe firme tiende a derrumbarse mas fácil.
Recientemente con la epidemia que tuvimos vi que había gente que caía en el pánico como si esto fuera el Apocalipsis y por más que intentas calmar a la gente con la Fe, con la ciencia, con las estadísticas, hay a quienes no hay poder humano que los saquen de su pánico. Supongamos que tengan razón, supongamos que todos hubiéramos muerto, ¿cual es el problema? No somos inmortales en esta vida, somos insignificantes, y al mismo tiempo somos eternos gracias a que Dios nos creó así, pero no en esta vida, sino en la que sigue.
El cristiano sabe que el sufrimiento tiene un sentido de ser, que no es en vano que es una forma de purificación, de pagar por nuestros pecados o el de los demás, que podemos ofrecerlo para la conversión de las almas, de evitarnos el purgatorio. Sabemos que la muerte es dolorosa igual que el nacimiento, pero que es en ella en donde tenemos nuestra plenitud. Sabemos que no habra dolor ni sufrimiento en esta vida que no tenga una razón de ser y un sentido del cual Dios haga cosas gloriosas.
Los Cristianos en términos generales tenemos una mayor paz y menos desesperanza al afrontar las dificultades de la vida y vemos las cosas de forma más orgánica.
Les dejo un par de videos del padre Angel Espinosa de los Monteros sobre la vida, la muerte y la enfermedad
\”La vida no se compra\”
\”La Muerte\” – Padre Ángel Espinosa de los Monteros